1 de junio de 2016

¿Me puedes decir qué hacemos aquí?

Halong Bay, Vietnam, 31 de mayo de 2016


¡Pichón! ¿Me puedes decir qué hacemos aquí? ¡Maldita bahía!

Buena pregunta, me responde mi chico desde el asiento de al lado en el autobús. Y cae en un profundo mutismo, prueba de que su mente anda navegando por aquí y allá, quizá algo desordenadamente al principio, despistado con las posibilidades del viaje que en estas últimas semanas nos da un toque no sé si de cansancio, de monotonía, de falta de cambio de ritmo...

Hoy, mejor dicho ayer cuando contratamos este tour a Halong Bay y nos tocó pelear con la encargada de la agencia,  comencé a verme como la típica turista a la que le toman el pelo, la engañan, la tratan como recurso económico viviente. La verdad es que si no fuera por lo bonito que es este lugar donde ha atracado el barco para pasar la noche me seguiría haciendo la pregunta del principio. Ya comenzó nuestra conversión en mercancía poco después de salir del hotel, sudando la gota gorda en un minibús con el aire acondicionado apagado mientras recogía más carne de cañón por las calles de Hanoi.
Calor, calor cuando en un trayecto de tres horas nos paran media y luego quince minutos más a pleno sol buscando lo posibilidad de que alguno de los viajeros se gastara unos cuantos dólares en comprar desde camisetas hasta joyas en un local que parecía querer aproximarse a Tiffany's. El colmo del calor nos llegó cuando entramos en la habitación y nos encontramos con que no tenía ni aire acondicionado ni ventilador tal como nos había asegurado la empleada de la agencia. Bronca por parte nuestra y de otros viajeros con el supuesto guía, supuesto porque no había ninguna actividad en la que tuviera que guiarnos. En la cubierta no se está mal del todo, es una posibilidad para que el calor nos deje tranquilos al menos por la noche.

Halong Bay es el lugar turístico más importante y conocido de Vietnam y está copado por las agencias, ahora mismo apenas se ven un par de estrellas debido a las luces de los barcos atracados cerca de nosotros, al más cercano podríamos subir con dos pasos. Toda esta historia me impide incluso disfrutar totalmente de un lugar tan bello.

En cuanto al cansancio del que hablaba al principio, yo, que soy más urbana, creo que lo noto menos. 

Me gustaría alternar más la naturaleza y las ciudades pero me siento a gusto en ellas. Lo que me cansa es la igualdad, la repetición de los ambientes callejeros, los olores, los rostros tantas veces fotografiados, es decir, todo aquello de lo que disfruto cuando llego a un lugar diferente. Falta ese cambio de chip, del que hablaba hace casi un año, que ponemos en funcionamiento al pasar una frontera cultural. Mi esperanza de cambio está ahora en India, veremos, antes estuvo en el sureste de Asia y ya comienzo a estar saturada.

Imágenes:
Halong Bay, paseo por una de las cuevas y nuestros compas de viaje.
























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