16 de mayo de 2016

Frontera de Camboya, la mafia, el Padre Llanos

Autobús a Siem Riep, Camboya, 16 de mayo de 2016


Nos vamos de Tailandia. Volveremos después de viajar por Camboya, Vietnam y Laos. De momento el autobús nos lleva de Bangkok a Siem Riep, la pequeña ciudad en cuyas cercanías se encuentra el complejo arqueológico de los templos de Angkor.

Guardo las fotos que hice en un templo de Krabi con la idea de utilizarlas en un post sobre las religiones orientales. He comenzado a leer acerca de este tema con la intención de comprender más los ritos y a sus creyentes. Pero voy despacio, como con todo en estos días. Estoy cansada, arrastro mi ánimo por un largo camino plano, sólo excepcionalmente aparece alguna pequeña elevación cuando escucho la radio por la noche o paseando el otro día por el templo del Buda de la Esmeralda junto al Palacio Real en Bangkok. No tiene que ver con el viaje, me traslado con el pensamiento a casa y sé que me sentiría igual. Cosa de los biorritmos sin ninguna importancia. Quizá también este calor húmedo tenga algo de culpa.

La visita al complejo del Palacio de Bangkok, al igual que el paseo por el mercado flotante, fue más un recorrido por los rostros de la gente, sus poses ante las cámaras fotográficas, las expresiones de calor, cansancio, curiosidad. Niños y mujeres casi siempre, los hombres suelen ser menos expresivos; a pesar de ello no renuncio a conseguir una buena colección de rostros masculinos.
Escucho un reportaje sobre el padre Llanos, una referencia para los que vivimos los años de la transición de manera más o menos comprometida. Sus luces y sus sombras, creo que aumentadas éstas por su capacidad de autocrítica. Llanos nació en la calle Serrano de Madrid, donde vivían sus padres, procedía de una familia burguesa, católica, de derechas, padre militar, un ambiente cerrado a las otras realidades, la de la pobreza o la de la medianía católica franquista silenciosa y sometida, y, por supuesto la de la clandestinidad en lucha con la dictadura. Descubre la primera asistiendo a la gente de los barrios pobres desde las Conferencias de San Vicente de Paul. Una experiencia similar me influyó en mis planteamientos sociales y religiosos en mis años de universidad. Entonces no era una ayuda en alimentos o ropa como cuenta el Padre Llanos, el grupo en el que yo estaba iba a Orcasitas cuando aún era un barrio de chabolas para ayudar a resolver problemas relacionados con la vivienda, la luz, el agua, pero igualmente iba cargado de un intento de transmitir unas creencias católicas a los vecinos del barrio. No me arrepiento de aquella etapa, yo también aprendí y descubrí a pie de calle otro mundo diferente de aquel en el que vivía a diario, el de esa medianía católica franquista silenciosa y conformista. Hay personas que descubren el mundo real de repente, como quien se cae del caballo, y otras que lo van haciendo despacio, atadas por una férrea educación y quizá un temor a lo desconocido, a lo prohibido, ese sería mi caso, resistiéndome a aceptar la realidad hasta que encontré a mi compañero de viaje por la vida del que recibí el último empujón que me faltaba para caer del caballo definitivamente.

Frontera en el lado camboyano. Basura, barro, miseria. Dos grandes edificios unidos por un pasadizo, dentro hotel de lujo y casino, en la planta de entrada todo un pasillo de máquinas tragaperras. Unos metros antes una nena de unos tres años, descalza, sentada en el suelo pide limosna con un vaso de plástico en la mano en el que se ven algunas monedas. Otro mundo más parecido a alguno de los países centroasiáticos que al resto del continente que hemos recorrido durante más de medio año. Así se encontró Llanos el Pozo del Tío Raimundo cuando en los años cincuenta decidió vivir allí y ayudar a salir adelante a sus vecinos, donde se convierte en comunista y miembro de Comisiones Obreras, las de entonces, no las de ahora.

Hay zonas de mundo en las que la situación es sangrante, constituyen la parte más clara, más exacta de la existencia de una clase social de criminales mafiosos, es donde más se ve, pero es una clase con ejemplares en absolutamente todos los países de este nuestro vilipendiado mundo. Más poderosos que aquellos que manejaban el mundo en los años de madurez del Padre Llanos.
Imágenes de Bangkok, mis "secundarios" en el museo, templo del Buda Esmeralda, mercados.













































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