6 de enero de 2016

Affandi en Yogyakarta

Yogyakarta, 6 de enero de 2016


El museo - casa del pintor Affandi es la representación de su propia persona. Se buscó un rincón en Yogyakarta y allí hizo del entorno la imagen de su personalidad y de su vida. Las líneas curvas en las que se basa una buena parte de su pintura, los colores, el ambiente natural del lugar donde vivió los años más importantes de su vida están en su casa, su piscina, el carro que habilitó y decoró para pasar sus ratos de soledad al atardecer... también allí quiso y fue enterrado junto a su mujer. Su vida completa está presente en el recinto y en las tres galerías que expone su obra, incluida su estancia en París que ocupa un pequeño lugar acorde con la menor importancia que tuvo en su vida. Aunque el visitante no hubiera leído apenas nada sobre su vida podría fácilmente conocer, no los hechos, pero sí la vida interior de Affandi. Los dos lienzos en los que aparece su madre, sufriente y lejana ante el hijo que vive su vida lejos de ella, la ternura hacia su hija Kartika cuando era un bebé, sus varios retratos de ella o de su mujer y los abundantes autorretratos me dan la visión de un hombre herido, complejo y quizá   pesaroso de una lejanía íntima respecto a aquellos a los que quería, algo que se da casi siempre en los genios y en aquellas personas con una gran fuerza vital.

¿Será cierto lo que he escrito sobre él? Da lo mismo, lo mejor de su pintura es poder suscitar unos sentimientos que podrían ser los suyos o no, pero que calan hondo en el espectador. La obra de arte lo es porque produce una reacción en quien la ve, y si es algo más que estética, mejor. Otra cosa, también importante por supuesto, es el análisis formal de su pintura, la relación de sus pinceladas gruesas y los colores fuertes con la pintura de Van Gogh o el recuerdo que puede suscitar de Rembrandt en sus autorretratos; para mí, la posibilidad de acercarse al pintor desde lo íntimo y personal a través de su obra es superior al gozo estético que me pueda aportar, si, como me sucede con Affandi, se unen las dos cosas mejor aún. La pintura de Affandi es probablemente lo mejor que hemos encontrado a lo largo de este viaje.








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