13 de agosto de 2015

Montes Kackar. Adiós a Turquía

Barhal en los montes Kackar, Turquía, 10 de agosto de 2015


Desde Yusufeli un dolmus nos lleva a Barhal, un pueblito al pie de las montañas Kackar cerca de la costa sur del mar Negro. La carretera pronto se convierte en una pista que sigue a contracorriente el curso del río Barhal. Estamos en otra Turquía, el verde de los álamos, chopos y prados ha sustituido a los ocres y amarillos de la zona turca del centro y sureste recorrida hasta ahora. La pensión, del mismo nombre que el río y el pueblo está a la entrada de la aldea, una aldea convertida en lugar de referencia para iniciar recorridos de varios días por la zona de Kackar y por tanto enfocada a este tipo de turismo; tres pensiones, cuatro pequeñas tiendas, un par de teterías y un restaurante. Fuera de la aldea, a lo largo de los caminos que llevan a las cumbres que rodean el lago Karagol hay pequeños grupos de viviendas que parecen colgadas en la ladera de la montaña, todas tienen un sistema de poleas con el que transportar lo necesario desde el camino hasta las casas.

Pensamos hacer un recorrido circular subiendo hasta el lago pero el tiempo amenazaba con tormentas así que decidimos salir al amanecer y caminar hacia él mientras el tiempo nos acpmpañara. Fue una bonita caminata de siete horas subiendo por las laderas primero y siguiendo después el curso del río hasta Naznara otra aldea a tres horas del lago, ahí nos volvimos, no había ningún signo de tormenta pero el sol nos daba de plano y el calor era mayúsculo.

Desde que salimos de Madrid, los medios de transporte, el ambiente, las costumbres, el paisaje humano han ido cambiando poco a poco, y así , despacio, me voy sintiendo viajera y habitante de la tierra que piso cada día.

Nuestro recorrido turco finaliza aquí. En el mismo dolmus en que llegamos a Barhal, regresamos a Yusufeli, todo el pasaje apretado dándonos más calor que el que hace fuera; me vuelve a tocar un asiento de la última fila, las piernas colgando porque no llegan al suelo y no hay donde apoyarlas y las cervicales y lumbares bailando a ritmo de dolmus descendiendo por estrecha pista bacheada, pero apenas nada comparado con las pistas de Pakistán o Bolivia, las camionetas en las que se viaja de pie en la caja en algunas zonas de India o de África, los niños o las cestas que puedo tener que llevar encima por poner un ejemplo de otros lugares por los que pasaremos más adelante, así que esto es como la puesta a punto.

En Yusufeli cogemos un autobús hasta Hopa en la frontera con Georgia.










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