Cuídate
pero cuídate bien
de los sacerdotes
de los abstemios
de los célibes
de los no fumadores
no dejes que te apunten en listas
que te aparten del dolor
no les permitas encender la luz de tu alcoba
no dejes que sepan que debajo de las sábanas
de la melancolía
no tienes ropa
mantén tu espíritu lejos de sus verdades
condescendientes
nunca olvides lo terrible que es esto de vivir
no te dejes alcanzar por sus manos blancas sin olor
recuerda que unos dedos vacíos de caricias
pueden ser los dedos de tu tumba
que nadie te quite un cigarro de la boca
ni una cerveza de la mano
ni el sexo de la cama
ni la sangre de las venas
ni la sonrisa de los labios
aléjate de los vendedores de seguros
de los cirujanos
de los banqueros
no hay amor en bonos
ni se puede hipotecar la soledad
quédate en el bando de tu cuerpo
con tus uñas sucias
tu riñón doloroso
un cuchillo de aire en tu vientre
es peor que cualquier enfermedad
mantén una silla cerca de los borrachos
de los herejes
de los apátridas
tómate tiempo para entender
que ciertas carencias no implican desventajas
no te acostumbres a la frustración
ni a la fatiga
no hagas una rutina de maldecir a los impuestos
al gobierno
a la suerte
o al
abandono
enfrenta las mentiras
largamente repetidas
con orgullo
con la lengua afilada
lánzate al toro con toda tu sangre
y si resiste
(resistirá
mucho tiempo
muchas venas vacías)
prepara una nueva
otra última
y mortal embestida
Des-órdenes
Conrado García
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