18 de mayo de 2011

Mismidad. Un poema


Cuídate
pero cuídate bien
de los sacerdotes
de los abstemios
de los célibes
de los no fumadores

no dejes que te apunten en listas
que te aparten del dolor
no les permitas encender la luz de tu alcoba
no dejes que sepan que debajo de las sábanas
             de la melancolía
                       no tienes ropa

mantén tu espíritu lejos de sus verdades
condescendientes
nunca olvides lo terrible que es esto de vivir
no te dejes alcanzar por sus manos blancas sin olor
recuerda que unos dedos vacíos de caricias
pueden ser los dedos de tu tumba

que nadie te quite un cigarro de la boca
ni una cerveza de la mano
ni el sexo de la cama
ni la sangre de las venas
ni la sonrisa de los labios

aléjate de los vendedores de seguros
de los cirujanos
           de los banqueros

no hay amor en bonos
ni se puede hipotecar la soledad

quédate en el bando de tu cuerpo
con tus uñas sucias
                     tu riñón doloroso
un cuchillo de aire en tu vientre
es peor que cualquier enfermedad

mantén una silla cerca de los borrachos
de los herejes
           de los apátridas

tómate tiempo para entender
que ciertas carencias no implican desventajas

no te acostumbres a la frustración
                                            ni a la fatiga
no hagas una rutina de maldecir a los impuestos
                      al gobierno
                                a la suerte
                                o al
          abandono

enfrenta las mentiras
largamente repetidas
con orgullo
           con la lengua afilada
lánzate al toro con toda tu sangre
y si resiste
         (resistirá
                    mucho tiempo
                               muchas venas vacías)
prepara una nueva
                      otra última
                                y mortal embestida


Des-órdenes
Conrado García


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