26 de noviembre de 2010

La mujer del año


Reviso mi blog y ¡qué curioso! mis últimas entradas en el blog: 26 de agosto, 26 de septiembre, 26 de octubre, ni que me hubiera impuesto un calendario ¿será el 26 mi número mágico?

La mujer del año (George Stevens). La primera de las películas con Spencer Tracy y Katharine Hepburn juntitos, una comedia en la que, como en otras protagonizadas por ellos, se plantea la lucha de sexos, esta vez entre un periodista deportivo y una periodista especializada en política que son pareja. Flojita en su segunda parte. En equilibrio entre la posible caída hacia un elegante machismo y la reivindicación de una moderna apertura en el reparto emocional de papeles en la pareja. Por encima de los hechos que forman el argumento, aparentemente más igualitarios, al final de la película gana él; en 1942, año de su filmación, quizá fuera más rompedora por el hecho de que ella siga con su trabajo, pero si lo hace es porque es él quien se lo permite al apostar por una solución media en la que ella asuma sus obligaciones de esposa en menoscabo de su actividad profesional, y eso que ésta ostenta una mayor calidad e importancia que la del personaje de Spencer Tracy. Por cierto que lo mismo sucede si se compara su trabajo como actores en esta película, Hepburn le supera con creces.



¿Cuánto queda del juego de papeles de la película en el mundo real de la pareja actual? Creo que bastante. Hay un reparto ¿inevitable? de comportamientos, conductas, tareas que se van asentando con el paso del tiempo. Bien, a primera vista no parece algo importante, pero sí puede ser causa de conflicto si uno (o una) no tiene el suficiente sentido del humor como para capear temporales desatados directa o indirectamente por ese reparto de papeles y la otra (o el otro) carece de la ductilidad necesaria para compartir lo aparentemente insignificante, esos momentos en que el cuerpo se rebela o aparece un sentimiento de frustración ante situaciones en que las ideas forjadas durante los años de juventud quedan arrinconadas por la realidad del día a día y el paso del tiempo.

Llegaron los cazadores. Disparos, gente en el olivar… Me esperan unos cuantos meses de paseos de fin de semana menos agradables.


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