13 de enero de 2010

Calabria





Palermo, 6 de octubre


De Albania a Italia. Desembarcamos en Brindisi y lentamente bajamos hasta Sicilia.




Las playas del Adriático, preciosas, están vacías; el turismo –casi todo nacional y más barato que el de las costas del norte– terminó su temporada de vacaciones.




El Parque Nacional de Aspromonte en los Apeninos, es todo un hallazgo por su belleza y una confirmación más de que estamos en la Italia profunda, de riquezas poco aprovechadas, gente más apegada a la tradición, quizá más remolona, menos diligente que los italianos del norte y bastante abandonada por el estado tanto en aspectos sociales como económicos. Fue un azaroso trayecto transitando por carreteras deterioradas durante años y dejadas de la mano de Dios y del gobierno. Es un paisaje duro, encrespado y salvaje. Me entero después de que estas montañas eran (¿son?) cuartel de la mafia calabresa y lugar donde escondían a sus secuestrados.












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